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Nos hemos acostumbrado demasiado a interactuar a través de los medios digitales, a las reuniones online, así como a los comunicados, a las misivas y a matematizar todo mediante escalas, axiomas, puntuaciones y premisas para resolver y almacenar datos sin parar.
Tenemos mucha tecnología y registros de todo pero, en demasiadas ocasiones, nos falta lo más importante: lo humano en sí, lo que crea verdaderos lazos de unión entre personas y hermanos, lo que nunca debe faltar en las hermandades. No ponemos en duda que se puedan resolver las cuentas o los problemas de una multinacional a través de una videollamada conjunta de diferentes accionistas que se encuentran en distintos rincones del planeta, pero no nos podrán negar que en nuestras cofradías hacen falta más «pescaos» y menos comunicados.
Siendo sinceros, todos hemos estado atentos a la reordenación que se ha realizado en algunas jornadas de la Semana Santa. Es cierto que hacía tiempo que no se hacía nada igual, pero es más que exagerado -como se ha hecho-, el afirmar que es algo histórico, un hito o revolucionario, pues verdaderamente tan solo se han cambiado ligeramente de posición algunas hermandades, siempre en la misma jornada en la que estaban. Hitos fueron las disposiciones del Cardenal Niño de Guevara, variadas prohibiciones de todo tipo o las creaciones de nuevas jornadas y sus correspondientes cambios de día para algunas cofradías. Las cofradías deben saber que la Semana Santa se arregla con más papelones de «pescao».
